Hace un par de días El País publicaba una entrevista a Nikesh Arora, vicepresidente de Google para Europa, en la que analizaba el comportamiento de Google ante la crisis mundial. Por el momento, parece que este fenómeno global no está afectando al principal buscador de Internet, que alcanzó un beneficio de 1.346 millones dólares hasta septiembre, un 26% más que el año pasado.
Como referencia mundial acerca de la privacidad y la seguridad de los datos confidenciales en Internet, la periodista le preguntó acerca de la privacidad en plataformas como Facebook, que permiten a cualquiera colgar fotografías de uno. La respuesta de Arora es clarísima:
“Cada vez que recibes un servicio dejas una huella: cada vez que pagas con tarjeta en un restaurante o haces una llamada. La gente no se preocupa mucho de ello porque tiende a confiar en que se hará un buen uso de esa información. Y en Google no vamos a hacer un mal uso de ella, la gente usa nuestro correo electrónico y nuestro buscador porque confía en nosotros. Internet es un reto, es más que un medio. La Red hace el problema peor, pero el problema empieza cuando alguien toma esa fotografía tuya”.
En esta misma línea La Vanguardia publica una entrevista a la directora de la Agència Catalana de Protecció de Dades (APDCAT), Esther Mitjans. En ella sigue las tesis de Arora cuando afirma que “poner información personal en Internet es perder el 70% de su control”, especialmente cuando se está produciendo un uso “inconsciente” de las redes sociales de Internet como Facebook.
“Internet es el espacio menos privado que existe, es como una pecera, absolutamente transparente. Una vez pones tu información personal en Internet pierdes el 60% o el 70% de su control. Si las personas son conscientes de esto, quizás seguirán sin leer las políticas de privacidad, pero sí se preocuparán de que exista esta política de privacidad y serán prudentes. No deben dar su dirección, su teléfono ni su ubicación”.
La directora de la APDCAT aconseja tomar algunas precauciones para evitar situaciones no previstas en relación a los datos privados que se introducen en las redes sociales:
- Usar un email exclusivo y distinto del habitual para las redes sociales.
- Usar un seudónimo.
- En caso que ya se esté registrado, darse de baja y volver a hacerlo siguiendo este sistema.
- Inmediatamente después de registrarse, acceder al apartado de gestión de la privacidad y cambiar las opciones por defecto por aquellas que nos aseguren una privacidad adecuada.
- No dar la dirección, el teléfono ni la ubicación.
- No poner fotos de otros sin su consentimiento, sobretodo de menores de edad. Intentar evitar colgar fotos comprometidas incluso de uno mismo.
- Ser consciente y prudentes en relación a quien damos acceso a nuestros datos.
En su opinión, las nuevas tecnologías permiten almacenar y transmitir información y ponen en riesgo el derecho a la privacidad porque:
“Se pueden cruzar muchos datos, como en un puzzle en el que se ponen todas las piezas y del que puede salir el perfil de una persona. Esto puede resultar discriminatorio y puede afectarle en su vida normal, en el trabajo o al pedir un crédito. Hay que combatir el tipo de discriminaciones que puede provocar la creación de estos perfiles mediante las nuevas tecnologías”.
“El problema es que la gente no es suficientemente consciente de este riesgo y las nuevas tecnologías cambian tanto y de una manera tan acelerada que no permiten que los estados las regulen suficientemente. Los proveedores de estos servicios se aprovechan de esta falta de regulación homogénea y esto supone un reto para los estados nacionales”.
“No digo que no se tenga que acceder a las redes sociales. Es la comunicación del siglo XXI y es divertido. De lo que se trata es de que se haga con prudencia: que tengan un correo exclusivo para esto, que utilicen seudónimo y que vigilen mucho con quien tratan. Se presentan como redes de amigos, pero de hecho son redes de conocidos y de desconocidos. Si en la vida diaria no se habla con toda la gente con la que uno se cruza por la calle, no se deja abierta la puerta de casa ni se deja a la vista el diario personal, también en Internet se debe ser consciente de lo que se expone”.
-¿Qué hacen las empresas con los datos personales? ¿Cuál es el negocio?
-Son datos que están acumulados, fuera de tu control y aunque no se utilicen ahora quizás sí se utilicen más adelante. Pueden saber las películas y la música que te gusta, conocer tus filias y tus fobias. Pueden hacer un perfil tuyo y esto puede servir para el márketing, para vender y, evidentemente, también para hacer estudios de las aficiones de la gente en función de su edad y sexo. En principio esto no tendría porque ser un problema, pero no deja de ser un riesgo si no sabes cuál será su finalidad.
-Y una vez introducidos esos datos en la red…
-Ya está. Ya los has perdido.
-¿Sería posible borrar completamente el rastro de una persona en la red?
-Es díficil. Una manera sería intentar darse de baja de una red y volver a entrar con seudónimo, con un correo electrónico exclusivo. Lo que quizás valdría la pena es que, nada más acceder a estas redes sociales, se vaya al apartado correspondiente y se seleccionen las opciones de restricción y privacidad adecuadas para evitar que los datos puedan llegar a cualquiera.